Del Suicidio: Canto I
De las vociferaciones de navajasy su apacible cantoVictor Hugo
Con la boca retorcida
y un silencio impuro
se evocan vetustas melodías
de cánticos en sulfuro.
Los dedos plateados y filosos
teñidos con un cielo escarlata
despuntan en mis ojos,
- cual antiguo romance sodomita -
y me besan, con sus labios rojos:
la piel se abre y se marchita...
bórrame con tu lascivia cortante
de las estrellas y su brillo;
sobre el ósculo moribundo de tus hojas
quiero yacer.
En los planos más altos de tu conciencia -suicida-
elevaré mi espíritu y transmutaré
tus marcas en portentos divinos.