EN LA ORILLA
Sentado en la orilla del viejo camino
mis horas se apagan pensando en tu amor;
y dulce es mi vida tras este destino
cuidando un cariño que habrá de ser flor.
Dos almas sonríen, despierta el encanto,
dos vidas se miran con ansias de amar.
Promete la mía un fiel amor santo
y amor como éste me viene a pagar.
El dulce silencio que guardan los labios
es tímida ofrenda del más puro amor
y en medio de todo ni ofensas ni agravios
nos han arrastrado al crudo dolor.
De risas y flores surcando el sendero;
el viejo camino nos vió tropezar;
y en este tropiezo yo dije: te quiero;
y tú respondiste: también te he de amar.