Es a tu libertad a la que fervientemente debo alentar
no debería importar cuanto yo te ame
no deberían ser determinantes mis anhelos.
Un gesto estoico de amor irrestricto
sería circular en tu entorno próximo
desactivando cualquier atisbo de esperanza.
Hay en mi alma una andanada de sensaciones solapadas,
que pugnan desmesuradas por emerger,
y que a veces se evidencian en ojos humedecidos,
en sonrisas forzadas, en frases intrascendentes.
Pero retorno a lo esencial, quiero entregarte mi amor,
pero no será sin tu corazón pleno puesto a la tarea
que llegaré ante ti con mi certeza inédita.
Es a tu libertad a la que debo rendirme
tu libertad, el impulso de tu alma, tu interior indescifrable.
Mi silencio agazapado, clama por su muerte.