CUANDO.
Cuando el mar concibió las algas,
el aire limpiose del veneno;
preparó involuntario el camino
para respirar,
para que un rincón presumiera su riqueza.
Cuando las arcas de tierra se fundieron
en una sola región;
inicio el ciclo de la deriva,
de los congéneres que no se vieron nunca más.
Cuando todos eran inmortales,
estatizaron las posibilidades
en la quietud impávida de la lenta forma.
Cuando nuestra raza era inconcebible
y los destellos de inteligencia yacían fantásticos,
nadie caminaba, nadie veía, nadie escuchaba;
nadie manifestaba un rastro de reflexión.
Cuando el aroma de las flores no existía,
no había símbolo de aromas ni de belleza;
la condena del letargo era tótem gigantesco.
Cuando las alas alzaron el vuelo,
el aire el nuevo nicho sin fronteras
y las islas recibieron visitantes como bríos.
Cuando se unieron los sexos,
el placer fue el primer encuentro
diversos los individuos nacidos;
transformose la descendencia con presteza.
Cuando el cielo no brillaba con los astros,
un yermo era el panorama
y la noche gélida no tenía fin.
Cuando los océanos eran dulces
y las montañas despertaron.
Cuando el sol rugía sabiéndose reinante
y nuestra casualidad corría peligro
de perderse en la enormidad del cosmos.
Cuando Orfeo asestó con fortuna,
y la Luna subió al cielo.
Cuando la conciencia fue forjada,
hubo aquí una verdadera afición despierta,
curiosas mentes que surgieron fascinadas
por un pequeño lugar en la vasta negrura.