En los predios de la nostalgia
se remolcan ilusiones con destino incierto
como el barco a la deriva que transita por
aguas bélicas y se convierte en marioneta
ante la tempestad.
Cada centímetro recorrido parece
añadir más peso al saco de piedras sobre
la espalda,
la distancia pierde cordura con la austeridad.
Una mirada al horizonte
una plegaria al cielo
y la interrogación brota sin remanso;
¿Cuál es mi destino?