Las lámparas de tulipa verde de la sala
dejan un clima de espera en el aire,
la sensación de que el sonido de su voz
y su afiebrada felicidad,
se me están empezando a olvidar.
Ahora sólo queda,
recuerdos que no tienen orden, y
que llegan para distraer, o
dar consuelo y disuelven
como tantas veces en mi vida
mis ansiedades.
Lo que el cambio de calendario dejó,
la conciencia de saber pensar y pelear
y la posibilidad de esconderse
para ocultar los pecados propios.