Mi verso,
el de anoche
cómo te sentí.
Estabas arropado
entre esa magia divina
que como el agua, cuando corre
por tu cuerpo la miras atrevida
y transparente,
que penetra en tus poros,
llegando a lo profundo de tu fuente.
¡Ay ese verso de anoche!
tan perfecto y cadencioso,
sencillo, profundo y amoroso.
Con ganas de volar,
de llegar,
penetrar
donde estás tú.
Lo declamé varias veces.
¡Qué verso con alas y empeño!
de mi alma brotó que hasta sentí
que en mi pecho algo se agitaba.
Porque era libre y sin dueño.
Yo lo quería aguantar
¡pero sentía que volaba!
Sentí que mi vida
es escribir y escribir
aunque a veces pierda
la idea calculada.
Es que de la poesía
me siento enamorada.
No quería dormir,
ahora no lo puedo definir
y con llanto al despertar…
¡El verso se escapaba!
No le pude atrapar
ese verso en mi memoria.
No quedó nada
ya sólo es historia.