No voy a nombrarlo,
si lo nombro me invaden
las ganas de soñarle
en ese hemisferio que cree como hospedaje.
No voy a nombrarlo,
si lo nombro habita en mi,
la estancia de promesas que no fueron.
No voy a nombrarlo,
si lo nombro, me estremezco
en cada movimiento en el que el corazón se ha entregado.
No voy a nombrarlo,
calladamente me di sin tregua
al calor de sus miradas
al fragor de sus caricias
a la fuga de una dulce travesía.
No voy a nombrarlo,
si le nombro recuerdo demasiado aquellas noches
en las que mi voz solo hablaba de amor eterno...