Cuanta belleza, irradia la sonrisa de la mujer
Porque se desbordan con esos placeres a granel
Y fluye en sus adentros un torrente de dulzura
Que brinda cada instante, cuando dicen querer
Si esa fuerza sublime pudiera ser perennizada
Y naciera una vez y jamas se pudiera cambiar
El mundo en que vivimos en la tierra entonces
Fuera para todos los vivos, el paraiso terrenal
Si comprendieramos que somos frutos del amor
De la entrega apasionada de dos enamorados
Y que en nuestro cuerpo fluye una mezcla divina
Que por voluntad de Dios, nos hemos formados
Pero confundidos en vez de amar con lealtad
Abrazamos placeres lesivos y vulgares y mundanos
Olvidando el mensaje de la creacion divina sacra
Que estamos de paso en la tierra, un dia no vamos