Anoche me gustó la cena;
tranquilo vuelvo a sonreír a la vida,
maravillado ante el fervor y los encantos de tu casa;
el día que tu quieras,
algo de Piazzolla te tocaré;
y nos sentaremos juntos, Adorada Vecina;
cocinero; jardinero;
limpiabotas;
qué más sé yo,
con el loco deseo secreto,
de trabajar únicamente para mi Vecina;
así, temprano por la mañana,
te miraré a los ojos;
y muy entrada la noche,
seré centinela de tus sueños;
estoy, Vecina Divina,
siempre a tus órdenes;
y juntos nos sentaremos, Adorada Vecina,
a escuchar nuestra emisora preferida: «Disco 106»;
Continuará...