Tengo quebrada la garganta de gritar silencios,
de enmudecer gritos,
de acallar bramidos de impotencia,
de tragar bilis,
de morderme la lengua hasta sangrar aullidos.
Tengo ciegos los ojos de mirar la noche,
la tiniebla del no querer ver la nada,
de esconder la cabeza y apretar el culo
en mi negra covacha.
Saco la testuz de mi escondite
y veo le estepa despoblada del vacio,
las huellas del \"sálvese quien pueda\"
en feroz estampida.
¿A dónde huir cuando no hay barrotes,
cuando la cárcel abarca el infinito
de tu propia conciencia?
¿cuando tú mismo forjas las cadenas
y cierras los grilletes?
Tengo quebrada la garganta de tragar veneno,
el vitriolo de mi propia rabia,
mas presiento que ya amanece el día,
que brama la tormenta,
que arrojaré mis zafias vestiduras
y desnudo de cuerpo y de palabra
me sumiré en el geiser
de la nueva consciencia
donde no habrá bozales que me acallen
ni bridas que me amarren
ni miedos que me aplasten.