Mientras, se nos acalambra el dedo índice de señalar al culpable.
Mientras, se nos irrita la mirada de buscar al responsable.
Mientras, nos paramos firmes desde esa vereda, acusando la de enfrente.
Mientras, se nos gasta la voz, de gritos desesperados.
Mientras, aumentamos el volumen del televisor, para silenciar el de afuera. Repetimos discursos ajenos, creyéndolos propios. Nos pintamos hoy de un color, y mañana lo tapamos con otro.
Mientras, morimos y seguimos muriendo de hambre, de soledad, de indiferencia, de mujeres, de pobres, de ignorantes, de arrogantes, de diferentes (y de iguales también).
MIENTRAS, MENTIRAS.