Desafiando las laderas
va el pastor con su rebaño
con ojotas y sombrero,
y un perro como asistente.
Carga sobre sus hombros
la vieja alforja de fiambre
y como única arma lleva
una huaraca de jebe.
Canta el viento su tonada
en aquella puna fría,
calienta el sol en el valle,
y en la pampa, un remolino.
En su trotar las ovejas
con los cascos saltarines
van dibujando sus huellas
en el polvo del camino.
Cuando vuelven al redil
al agonizar la tarde,
los ladridos y el tropel
amenizan el paisaje .
Los corderos a mamar
las ovejas a rumiar
y el pobre perro a lamer
la mushca con desespero.
El sol apaga su luz,
lejos, en el horizonte ,
y puntual marca las seis
el gallo sobre la pirca.
Danza el trigo en la callana
sobre el fulgente fogón
Mientras espera la cena
junto al batán el pastor.
José Eugenio Sánchez Bacilio. (Perú)