Y al final nuestra historia la continúe en un mundo imaginario donde yo trazo con mis letras el destino de ambos, donde no existe Dios, ni la religión, fuera de la gente, del vaivén de la olas disfrazadas de tiempo, de los otros que buscan pretextos, donde no existe gobierno que no sean sus besos sobre mi cuerpo.
Cree un mundo ideal, donde ella esta por encima de lo mundano y de los sublime, donde su mirada firme, tierna y pasional brilla por la eternidad que a tu lado quiero estar.
Diseñe una utopía perfecta, pero al final todo solo fue una ilusión en mi cabeza, un estado de locura irracional que me provoca solo en ella pensar.
Estoy empezando a vivir en el manicomio de su recuerdo y no sé como salir de ello, si todo lo creado lo relaciono inconscientemente a su corto pasar a mi lado.