¡Ah, hombre, animal enfermizo!
Que se altera y que reniega de su friso,
Que sin alas cree que vuela,
Siendo una bestia de tierra, una criatura de piso.
¡Ah, ave rapaz! no vueles alto,
pues entre más al sol te acerques
Más a Ícaro el desplumado te pareces
y por buscar el brillo puedes quemar tus alas y sin ellas, pereces.
¡Ah, bestia bípeda!
Serpiente eres, si no cambias de piel te mueres;
Eres fiera rastrera, nadie es presa tuya,
Solo tu propia alma y bajo tus garras te desangras.
¡Ah, ave de rapiña!
Entre más alto sea tu ascenso
más doloroso será tu descenso,
con un solo destino; tu deceso.