Yo te amo y aun se que te amo:
no perdurara tanto el sol en el cielo
como tu recuerdo en mi sangre.
Que distancia nos huye el amor.
Que asesino el día donde te ausentas.
Que ingrato es tu nombre en mis labios
Y esta vida insepulta, heredada, odiada,
estas ganas de sentirse lejos y amado
de sueños truncados y promesas reales
de un amor que se lava en cada herida
y saber que para otros ya no somos nada
bajo la cruz negra de la soledad
Pero después el alma cansada y orgullosa,
como emociones desgastadas en el pecho,
como la luz gloriosa de tu amor único:
blando, sutil, fragante, lejano movimiento;
y recordar el ansia de todas las horas
cuando el amor lleva tu nombre
Entonces volver a creer en su llanto
en las libertades que evidencian sus ojos
donde podría florecer el sentimiento
y no ocultar una verdad tan evidente
pues incluso en el olvido yo te amaría más.