Cada vida es un misterio. La de los artistas, al ser pública, mucho más.
Olga Guillot. Una gran artista la cual admiro.
Una vida marcada por el sufrimiento de no poder regresar a su Cuba querida. Su patria adorada que la vio nacer.
Una SEÑORA en mayúscula. Mujer plena que, a través de sus boletos, quiso dejar un legado, quiso gritar al mundo la fuerza profunda del amor, del desamor, de la vida misma. Mirando sus vídeos me resulta imposible retener una lágrima de admiración, de respeto, de adoración a tan gran figura.
Honor a quien honor merece.
Drama, fuerza, ternura, pasión desbordante; expresadas en una cálida voz, canora, profunda, metálica. En una figura cargada de fuerza, energía. Ojos profundos y melancólicos. Labios sensuales, perfectos. Aquel lunar sobre su párpado izquierdo. Su acento cubano, sonrisa sincera, humor espontáneo, sabor latino. Dominio excelente del escenario.
Su figura acompañó mi infancia. Pude tararear algunos de sus éxitos (aún lo hago en mi intimidad). Mi madre, mi padre admiraban su figura.
Escucharla ahora me traslada, sin quererlo, a un pasado lejano. A una época marcada por los boletos que expresaban lo profundo del alma enamorada o atormentada.
Una vez refirió: \"yo sigo viva\". Así será ahora y siempre mi gran Olguita Guillot