MANZANILLA

¡¡ EL HOJALATERO...ALAÑAÓ !!

Con voz ronca se escuchaba

casi era quejío su voz, por la calle

¡¡el hojalatero...alañaó !!

¡ se arreglan paragüas ! ¡ pucheros !

se le oía de lejos, aparecía

por la esquina, con el viejo anafre

en la mano, aireándolo de vez en cuando

para que no se apague

las brasas encendidas de carbón

y sobre las brasas, descansa el soldador

rudimentario de cobre, con su mango

en el hombro, una vieja alforja, que llevaba

carbón para el anafre, alicates

alambre de cobre y un viejo punzón

y un espiral haciendo de broca

para agüjerear los baños de barro

y después ponerles las grapas

arreglaba las varillas de los paragüas

le pegaba un pegóste a los viejos pucheros

que de tantos ya parecía una regadera

pero había que apañarlo, para poner los garbanzos

toda clase de lata, el jarríllo del aceite

por algo le llamaban \" el niño el latero \"

tambíen arreglaba cubos de cinc y bañeras

se sentaba en el suelo y abría el taller

olía a ácido que se untaba para que limpiara

para poder coger bien el estaño,

que por cierto olía bien también

de vez en cuando echaba un trozo de carbón

en el anafre para que no se apagara

y lo aireaba para que prendiera bien

y venia el regateo ¡ cuanto este puchero!

¡ dos pesetas ! ¡ pero si solo tiene un agújero!

¡ yo le veo por lo menos tres! ¡ arreglo o no !

¡bueno! y suspiraba ! que le vamos a hacer !

terminaba, y de momento, cerraba el taller

se levantaba, un ¡ hasta luego! y a seguir

¡¡ el hojalatero...alañaó !!y así se ganaba el pan

malamente, daba para poco el oficio

pero cuando pasaba un avión se paraba

y mirando al cielo decía

¡ lo que hacemos los artistas !