Mar adentro, ola salvaje, en tu cáliz me sumerges
Ni pecados ni bendiciones, solo el hambre de la carne
Desarmando tu condición, re armarte luego a mi placer
Elegante y atrevido mi sexo al tuyo unido, consentido
Encajan nuestros pubis, cual piezas de un puzzle
Derramas gemidos al cielo, manantiales entre los muslos