Sorteando la nostalgia
como quien ya no camina
por la vereda sin hojas, sin lluvia,
donde alguna vez besó.
Pretendiendo inútilmente,
en una especie de ritual,
en ese intento reminiscente
de escapar a mi destino,
no evocar tu figura,
la mixtura de ademanes
anclados a mi memoria,
el doble sentido
de un simple \"buen día\",
la sencillez con la que
tu pelo, particularmente
distinto, se posaba en tu mejilla
y se grababa en mi memoria,
el anhelo de palabra...
los deseos de la lengua.
Como la nota justa
que golpea suavemente,
tan cierta y tibia
como cualquier amanecer.
La potestad de tu recuerdo,
versátil como un piano,
es el eco que responde a mi llamado,
a mis ganas de escribirte
así sea la posdata
de una carta que
se reduce a simple papel
y que el tiempo, siempre el tiempo, destruye.