Que sombra perfecta das como a media noche,
Un tímido laberinto de sueño impreciso despierta.
Y lloverán labios tristes con besos de leche,
Abrigo relente de esta noche, tirita tu cuerpo descubierta.
Exquisita finca que brotan jazmines, su aroma,
Y la ternura de su tez ondula sin prisa a mí embelesado.
Tormenta frenesí de los cuerpos, se prestan a oscuras un maroma,
Ábranse puertas para el exilio de un volcán veteado.
Seguirá lloviendo, seguirán los platos rotos sobre la mesa.
Ave perdida, alas ungidas de amor se alzan sobre una masa,
Sablazo póstumo de un sueño prohibido.