Besada por el sol del mediodía,
bañada en plata, por la luna llena,
mojada de rocío por la aurora,
perfumada de nardos y gardenias;
dorada como el bosque en el otoño,
tan tibia como el sol en primavera,
tan suave como un pétalo de rosa,
cuajada de luceros y de estrellas;
Toco tu piel, océano de dulzura,
con caricias nacientes que me esperan,
la sangre se me vuelve toda llama,
el cuerpo se me vuelve todo hoguera;
se me incendian los labios al besarla,
mi mano se estremece al recorrerla,
su aroma me emborracha los sentidos,
su sabor es el pan que me alimenta,
a cada roce me palpita el alma,
el corazón me late con más fuerza;
me quemo en el delirio de soñarte,
que se hace realidad cuando estás cerca;
me consume la fiebre de quererte,
con toda esta pasión que me enajena,
con toda la locura que me arrastra,
a la gloria inmortal de tu belleza…