Aquellas almas a través de un rito
sagrado recordaron su pasado,
justo cuando a este mundo llegaron;
desnudos,
libres,
sin vestiduras,
sin miedos ni prejuicios,
antes de contagiarse de virus externos.
Su conexión abrió el telón a sútiles y elevados planos,
donde;
la vejez,
el dolor,
Y la muerte,
migraron de los diccionarios.
Aquellas Almas estacionaron al tiempo,
anclando su barco en latitudes de ensueño,
los vocablos y esquemas mortales cesaron,
mientras la piedra filosofal se bebía
sorbo a sorbo,
beso a beso.
Aquellas almas callaron poesías,
clausuraron entidades matemáticas,
rasuraron al exceso y la falta,
y palparon a lo recóndito de lo invisible;
sin trabas.
Los océanos de la incertidumbre
vaciaron sin precedente alguno,
en la historia de la eternidad
almas probaron savia mágica
del caliz de los Dioses,
la luz se mantuvo encendida
en aquel viaje sin escalas
directo a la ascensión,
donde un sublime tango se desbordaba
espíritu a espíritu corazón con corazón.