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Y....

Están ellos recostados,
y descubren admirados
bravas leyendas y cuentos;
son esplendidos bocados,
sabrosos y suculentos.

Releen poemas escritos,
los repiten y en el contar
entienden los versos y estrofas.
Será este contenido
alivio y sortilegio,
remarca sin recato
firmes voluntades,
provechosos mensajes,
conviertendonos casi
en mágicos adivinos.

Ellos remaran con sus abrazos,
paseando entre las veredas
y agitaran las manos de un tiempo,
no cerrarando jamas las ventanas,
a los efluvios de coloridas primaveras.
No correran estridentes cortinas,
ni bajaran chirriosas persianas,
embarcaran en el sosiego del dia,
en que el deseo comporto bonanza 
y este verde joyoso refulgira 
fruto de la pasión amanecida.
Veran en el sol resplandeciente,
el fulgor del otro nunca derretido,
los silencios hablaran entonces,
del entendimiento en su total fundido.


El ofrecimiento deja huellas
profundas, muy hondas;
abre mostrando rutas,
señala como consentidos,
juegos anteriormente negados,
censurados, ocultos, prohibidos.

Serenata despidiendo a las deudas,
vareando almendras, higos y olivos.
Ojos asentados, expeditivos,
de elocuente y penetrante mirada,
en ocasiones inquiría su calidez,
y esta se hallaba extraviada,
a la deriva, rematada en palidez.
Enjuta, timida, frágil, ladrona,
del total, de cada uno de mis suspiros.