No se escondan
Pitágoras, ni Euclides
por la vergüenza, por su incapacidad
para describir a lo indiscreptible
que las curvas sublimes de las damas
se alejan de sus ecuaciones
brotan de ellas un sinfín de canas...
y entonces como fantasma en pena se preguntan:
¿Cómo describir a ciencia cierta aquellos horizontes?
¡Matemáticos!
no es posible trazar curvas prodigiosas
en sus planos cartesianos
¿Dónde está la función más elegante?
que describa parábolas cadenciosas
que describa su movimiento / ritmo por las calles
y zonas.
Curvas sublimes;
que hacen tributo a la gran obra,
la creación perfecta ha de vislumbrarse... ¡ a cualquier hora!.