Es mi amiga aquella luna
Que te escucha suspirar
Y que sabe adivinar
De la vida tu fortuna;
Es mullida y suave cuna
Donde sueles descansar,
De esas ganas de llorar
Pues, de amor, tu alma ayuna;
Ella llega a tu ventana
Cual, de rayo, frenesí
Y al despertar la mañana
El recado, que escribí,
Aparece en tu almohada:
Sólo vivo para ti…