Hoy después de tu aletargada siesta, con mis manos alisaba tus negros cabellos, ya han superado tus hombros y ahora se entretienen acariciando tus senos.
Con desespero, el colgante que prende tu blanco cuello, lucha por salir del rizado de tus largos cabellos, te incorporaste para ver por la ventana la caída del sol sobre el mar, pero él no se quiere marchar.
Quiere seguir alumbrando tu cara, tu cuerpo, para que en la noche y bajo las estrellas y la luna me alumbres con tus lindos y brillantes ojos, esos que me ciegan cuando nos besamos, esos que van alumbrando la senda que paseamos todas las noches hasta llegar a nuestro hogar.
Pintura de Francesca Strino
© José Cascales Muñoz
Reservado todos los derechos.
23 de Junio 2017