En los jirones de la manifiesta noche, mis pensamientos caoticos y desarticulados
acuden a un silencio perentorio, buscando cobijo hasta que la consciencia se reactive;
y en un instante indetectable, ingreso desnudo, despojado, inocente, genuino, apacible
a la dimensón intacta de los sueños, donde se disloca lo referencial, donde abruma la temeridad
donde el temor y la imposibilidad se absorben en la inexistencia, donde el yo se asume pleno,
liberado, expuesto, transparentado, exacto, estimulado.
Ese ser, ese yo, habitando esa porción de irrealidad, invoca tu presencia , suave y luminosa
y te acaricia con percepción inexistente, te habla con frases inaudibles, y tu risa complaciente
concentra el placer del universo, y el sentido del todo, va tomando forma.
Mis horas de vigilia carecen de tu amor, en mis sueños lo perfeccionamos.