Te vi
entonces.
Hermosa,
espuria.
¿Quién eras rosa
de aquel sueño?
¡Cuán efímera
visión perfecta!
Dolorosa.
Arrancado
de la memoria...
¿Un amor perdido
en el pasado?
Algo dijiste aquella vez.
No lo recuerdo,
estaba confundido,
fascinado.
Si acaso en este mundo
tu camino con el mío
se ha cruzado.
Ahora, al despertar,
de nuevo te perdí,
en el Seol,
en lo profundo
del olvido,
resignado.
¡Si sólo fuera
aquel encuentro
presagio de tu venida!
Pero sé que no vendrás,
rosa querida,
ni del pasado, ni de los sueños,
ni del futuro...
nunca más.