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**~La Casa más Pequeña - Cuento Corto~**

Había una vez una casa: “la más pequeña”. Entre ella había un arbusto también el más pequeño. Una escalera de escalones pequeños. Y en ella vivía un duende de color rojo. Que se llamaba Piriflo. Piriflo, vá como de costumbre al supermercado y es tan pequeño como su casa. Todo es tan diminuto que comienza la faena del día así. Piriflo, se levanta de su cama es tan pequeña que cabe en la palma de una mano. Se desayuna, se prepara y se convierte en un todo un señor listo para ir a trabajar. Crece de tal forma como todo un hombre normal. Llega la hora de salir de trabajar, a las 5:00 de la tarde. Yá a las 7:00 pm, es Piriflo un duende de color rojo. Llega hasta su casa y decide ver televisión, el televisor tan pequeño como una cajetilla de fośforos. Y vé su programa favorito. Es la noche más radiante de toda la semana. Y vé a las estrellas y se dice: -“así, es todo tan pequeño como se vé una estrella desde la tierra, pero, tan inmenso como el cielo azul”-. Piriflo, decide embarcar en su navío, yá es sábado. Es una lancha tan pequeña como un pequeño pececito. Decide visitar la isla de Poronflu, cerca de donde él vive. Hace una compra exagerada de comestibles, víveres, sombreros, zapatos, etc. y todo del tamaño correcto para un duende de tal magnitud como lo es él. Piriflo, un duende tan inteligente, que no le gusta las cosas grandes y tan inmensas como el mar tan abierto y tan grande. Es la casa más pequeña del planeta rojo. Y es domingo y asiste a una confederación de la iglesia. La iglesia es elaborada toda en oro y es tan pequeña que casi cabe dentro de una botella. Es lunes, y yá es hora de ir a trabajar. Otra vez, hace la magia de la hormiga roja y se convierte otra vez en todo un hombre. Y vá y hace la misma faena de todos los días. Piriflo, hace una conferencia en su trabajo y le vá muy bien, excepto que tenía que viajar para dar a conocer esa presentación en diferentes islas cercanas y aledañas en la compañía en que él trabaja. Eso no le convenía a él, porque la magia del hechizo era convertirse en todo un hombre de 7:00 am a 7:00 pm. Y no le convenía ser un duende rojo delante de sus compañeros y más si tenía que compartir la habitación. Él, decide no presentar a la compañía en ese viaje que eran muy interesante para él y la economía. Lo despiden de su trabajo, pero, sabe que nunca se quedaría sin laborar. Pues, le propuso a su vecino trabajar en la mina donde él trabajaba. El vecino aceptó, nunca supo de la magia que tenía la hormiga roja en Piriflo. Que se convertía en hombre desde el amanecer hasta el anochecer. Y según cuenta la leyenda, Piriflo, se dedicó en cuerpo y alma a trabajar en la mina. Producía gneises, mármoles, piedras preciosas y hasta perlas que luego eran cultivadas en una joyería para la atracción más hermosa: collares de mujer. Y fue más rico de lo que pensó. Cuando se descubrió un caos en la mina, él, salió airoso de la mina. Y la casa más pequeña se veía desde la montaña más alta, desde el avión más lejos en el cielo, desde el valle más llano, desde las nubes, desde el sol, la luna y las estrellas. Todos podían ver la casa pequeña desde el cerro o el otero. Desde la presencia más elevada o más alta. Desde el centro de la ciudad o de otras islas aledañas o adyacentes. Desde el fin del mundo o donde comienza y termina la línea del ecuador. Así, que Piriflo tan pequeño como su casa y del color rojo, se dispone a salir de la mina. Vá de seguro a su hogar donde se encuentra su casa más pequeña y decide contar sus perlas, jaspes, rubíes y mármoles. Entonces, un ladrón que desde hace tiempo lo seguía lo observa desde la ventana abierta. Y entra por la ventana y ¡zás!, le roba toda la mercancía a Piriflo. Piriflo, no contento ni decepcionado, decide nunca más trabajar en al mina de su vecino. Pero, sabe que aún nunca dejaría de trabajar porque él es muy rico en sabiduría. Y decide quitarse el disfraz de hombre y trabaja para un circo el cual es él y tal como es. Como todo un duende y de color rojo. Piriflo hace reír con su atuendo y con los monos del circo. Cuando descubre una mentira, que todo es mentira desde que la hormiga roja, se volvió la magia de aquel hombre de negocios. Y dejó de usar la magia de la hormiga roja, y se quedó y para siempre como el duende de color rojo. Y nunca más optó por ser todo un hombre de negocios. Cuando llegó a la vejez, se tornó verde el duende y descubrió que la esperanza es de color verde como vive del pobre de esa esperanza. Y quedó en su casa en la más pequeña y se olvidó de las cosas grandes como del cielo, del sol, de las estrellas y de la luna. Que aunque eran inmensas en sus ojos, siempre verían a su casa a la más pequeña desde lo más alto del universo, del Edén o del firmamento.

 

 FIN