Esteban Mario Couceyro

Romance del ocaso

Cuando ya no esté

que será de este sillón

en el que a diario

sentado veo el mundo

todo condensado en una pantalla

como si fuese Dios

tan impotente como él

amargando mis razonamientos

acelerando mis fluidos

queriendo

con mis manos llevar

la ira de haber vivido

tantos años observando

como lo haría una montaña

las sinrazones pasar.

 

Qué hice en cada caso

pues nada

solo observar.

 

Qué será

de ella

que tantos años

lleva

mirándome mirar

ella no desea ver lo que pasa

no quiere ser Dios

solo desea mi compañía

para luego estorbarse.

 

Sin saber estar

más que a mi lado

seguro

que me extrañará

como yo mismo la extraño.

 

En esos años de juventud

el deseo

los cuerpos

las tormentas

esas urgencias

sus ojos

los besos

el ritual sin tiempo

…………..

Luego tantas cosas pasaron

todas se fueron haciendo lentas

como los atardeceres

nos fuimos cobijando

en los nidos cómodos

las voces se acallaron

tanto

que es difícil hablar

de nosotros

y de los otros…

tampoco importa

ni le importamos a ellos.

 

Pero hay momentos

en que sorprendo su mirada

y sin decir nada

tomo su mano

y ella comprende

que hay despedidas

sin adioses

ni promesas de regreso

solo una mirada

que lo dice todo.