Cuando ya no esté
que será de este sillón
en el que a diario
sentado veo el mundo
todo condensado en una pantalla
como si fuese Dios
tan impotente como él
amargando mis razonamientos
acelerando mis fluidos
queriendo
con mis manos llevar
la ira de haber vivido
tantos años observando
como lo haría una montaña
las sinrazones pasar.
Qué hice en cada caso
pues nada
solo observar.
Qué será
de ella
que tantos años
lleva
mirándome mirar
ella no desea ver lo que pasa
no quiere ser Dios
solo desea mi compañía
para luego estorbarse.
Sin saber estar
más que a mi lado
seguro
que me extrañará
como yo mismo la extraño.
En esos años de juventud
el deseo
los cuerpos
las tormentas
esas urgencias
sus ojos
los besos
el ritual sin tiempo
…………..
Luego tantas cosas pasaron
todas se fueron haciendo lentas
como los atardeceres
nos fuimos cobijando
en los nidos cómodos
las voces se acallaron
tanto
que es difícil hablar
de nosotros
y de los otros…
tampoco importa
ni le importamos a ellos.
Pero hay momentos
en que sorprendo su mirada
y sin decir nada
tomo su mano
y ella comprende
que hay despedidas
sin adioses
ni promesas de regreso
solo una mirada
que lo dice todo.