New York duerme, su sábana blanca lo cubre
Y continúa nevando.
La siento en el silencio y, comprendo
A las monjas de claustro.
Se fue triste madre, el boleto de su felicidad
Se lo saco mi padre.
La veo Madre…
Abandonando su tristeza, en el remolino de
Agua fresca, llena de berros cerca de su casa.
Si, Madre, la recuerdo con sus trenzas negras
Cuando dejaba parte de Usted en mi boca,
Y, con su pelo blanco zurciendo mis tristezas
La recuerdo Madre,
Cuando veo las abejas trabajar sin descanso,
a las hormigas cargando más de su peso,
a un niño laborando o, a un ciego cantando.
En este momento veo sus manos esculpiendo
una empanada, moliendo el ají en aquella
piedra negra… negra, como su suerte,
Si, Madre, su felicidad la midió Dios con
Una cinta métrica y le puso marco, pero
No llore, no sufra Madre, mis versos
Ya rompieron sus cadenas, ahora está
En todas partes.
Si, Madre en todas partes,
En el capulí con camisa de cereza,
en el sigse dorado humedeciendo sus
pies, en el rio Cutuchi .
en las mañanas preñadas de esperanzas,
en el olor de la ropa recién lavada,
en el aroma de la hierba Luisa,
en los Domingos de Ramos,
en todos los nietos del mundo,
en la lista de los remedios caseros,
en los relojes de todas las cárceles del cielo,
en todas las canonizaciones rechazadas ,
Si Madre, la recuerdo
Nunca aprendió el lenguaje de los payasos,
pero conversaba con Dios todos los días.
Su vida siempre tuvo una sola estación, la tenacidad
Es por eso hoy, mientras cae la nieve,
La recuerdo Madre…
Me alegra saber, que el amor que le di, derritió su tristeza,
le cuento Madre, que el amor que me dio,
me permite subir los últimos peldaños,
ahí la encontraré tejiendo mis sueños,
Pronto madre,
Llegare con las estaciones que no conoció,
Juntos madre,
Olvidaremos el frío de este invierno.