Me alejé del pasado a paso forzado
alegre por descubrir nuevas oportunidades
dando entrada a la nueva manera de ser
que recién había descubierto.
Hasta que me sosegué apaciblemente
en tu nuevo regazo, en tu nuevo perfume
descubriendo que aún estabas ahí
desde endenantes -como diría-
Eras tú mismo, renovado y tan distinto
que no te reconocía, pero me alegraba
de saberte en el fondo el mismo.
Cómo decirte pues, que así nomás
me sorprendes sin hacer ruido
pues eres mi viejo amigo.