RENUNCIA
II. DESPOJADO DE BIENES
Me desprendo de mi abultada billetera.
No tengo nombre convencional
nada desde hoy poseo...
ni dinero, ni propiedad.
Soy nadie.
He quedado solo.
No cuento con frutos jugosos
que me bañaban durante las cuatro estaciones.
Amanecer se presenta frío,
pintado con tintas desteñidas.
Huyo descalzo y sin bienes a ningún lugar...
No me detengo en vidrieras,
ni a saber de la hora. ¿Para qué?
Vestido de nada, esquivo papeles,
certificados inoficiosos que aún creo ver.
El mar de gente ríe por tener. No me saluda.
Carcajadas que algún día
abundaban en mis bolsillos
marcharon a hacerle compañía
a quienes dijeron ser amigos.
Y sobre lo que no tengo,
sobre lo que no poseo
fabrico bosques invisibles, me cobijan;
tejo nidos en árboles vacíos
que desde hoy serán mi hogar,
mi abrigo.
Nada tengo.
Mis huellas se fueron,
mi sombra desapareció.
Más solo estoy.