Soy agua que a veces piensa.
Joaquín Araújo
Mi piel solo acierta a ser una
balsa de aceite que acalla un
griterío de silencio que
duerme debajo.
Mi piel es una suerte de globo
abarrotado de agua que lanzo
a reventar contra la pared que
me impide, que me define, que
evita que me vaya derramando
allí por donde paso.
Si el acaso araña un ejemplo de
mi piel, afirmo, comprendo que
el agua que me abarrota me viene
a ver, en forma de glóbulos rojos,
que solo capitulan ante el ahogo
de la pústula.
Mi carne es una apariencia de
coloide que solo se explica con
el agua que le dibuja, el hueso
estalagmita que se calcina al
fuego lento del silencio
geológico, los cartílagos geles
que dan a nacer el movimiento,
el arte.
Solo soy agua, mi pensamiento es
agua que a veces nada en la
ciénaga de la razón, y otras divaga
en el desierto.
Busco fundirme en el agua que
silenciosa esculpe cada rasgo de mi
ser, hasta llegar a mi piedra filosofal,
mi sanctasantórum.
Posdata:
Como veis, tengo tendencia a acabar en
el mismo punto: la búsqueda incesante
de el Dorado. Es porque me siento
inmerso en el fascinante viaje del yo.
¿Será la edad?