Jacef Fernandez

Mi perdiciĆ³n

En un bar, cansado
Con unos tragos en la mesa
A su padre reza
Niño desolado.

Ya no está vivo, se murió desde aquel día
En el que la vida, lo bajó enseguida
Él, su vida construía, en racha hacia arriba
Nadie frenaba su subida
Iba tan lejos, distante
Por el espacio andaba errante
Sin vicio alguno
Sin preocupación
Pero una mujer...
Se convertiría en su perdición.

Aquella dama
En su alma dejaría huella
Repetía con su botella
Parecía una estrella.

No había nadie como ella
Sin duda alguna
Era una bella doncella
Él a esa mujer
Le bajaba las estrellas.

Tenía
Pelo negro
Uno cincuenta de estatura
Sin embargo para ella
Nadie estaba a la altura.

Los recuerdos lo atormentan
En su mente una tormenta
Comenzaba a lloviznar
Empezaba a tiritar.

Y aunque sabía
Que ella
Siempre lo iba a acompañar
Sus manos y su boca
Imposibles de olvidar.

Le gritó al cielo
Desesperado pedía ayuda
Tenía el ánima desnuda
No paraba de llorar.

Llegó la muerte
Atendiendo su llamado
Lo juzgó junto a un estrado
Y a su vida le dio fin.

Mas sin embargo
Su cara era lo más triste
Ya no pudo despedirse
De su malogrado amor.