¿Osas deleitarme con vuestra esmeralda iris que
dilatada custodia mi alma atada a vuestras alas de
Serafín? ¿Intenta vuestra apotegma cadencia librarme
de mi eterno esplín, cuya voz juramenta sanjar mi existencia
con su hoz fúnebre y hostil?
Entonces béseme...
Sea vos el mesías de mi dura servidumbre...