Mauro Enrique Lopez Z.

Tarde

Como ella presumía que no iba a amar y querer a nadie,

porque los hombres son falsos,

se reía de mi pena y le escribí un poema bien apasionado.

Se lo hice llegar a ella para que sus ojos se fijaran en mí;

hoy que ya es muy tarde

reniega porque le hago padecer de amor,

en cambio yo vivo feliz,

no quiero enamorarme  otra vez,

 como dicen el que se enamora pierde,

mejor tener alegre y feliz mi corazón y no sufrir por nadie.

Cuando le entregue mi corazón no quiso amarme,

ahora sufre mi ausencia y ya es muy tarde….