Evolucionando libre en el espacio,
puedo verte perdiéndote en el alba
en el calor del medio día, esfumándote
mujer de estancia extraña
albatros que caen en picada sobre el agua,
revoltosa tempestad donde se quedan
donde se pierden la mayoría de mis ritos
lo más importante que hay en mi alma.
Así estás, ésto eres y allí emerges
entre las lianas y los bejucos de los ojos,
entre los troncos añosos de mi sangre
y de mis venas que solo para ti se extienden,
que para ti aparecen y funcionan.
Allí estás descolgándote de la luna
en las noches eternas de frío cósmico
te descuelgas sobre las sombras de los bosques
y en las olas fugitivas que se forman en el agua,
penumbra de los bosques, hada de media noche,
en ti queda la espuma, en ti
solo en ti anclaron las gaviotas vespertinas,
se arruman los ensueños, mis recuerdos,
hada, visión de heliotropos perdiéndose en libros,
luz de luna en el sendero de la luciérnaga,
luciérnaga del llano, del monte y las riberas.
Vestida de viento llegas a mi ático
en donde te espero, desde donde te canto amoroso,
vaivén de flores en primavera, rubor de flor de manzano
caricia de hierba verde junto al agua,
canción de cuna, toque de trompeta altiva,
dulce de colmenas lejanas y selváticas,
amoroso algodón de nido de pajarito,
en ti, en ti, mujer hasta en la muerte,
creo seguiré teniendo
todos los componentes de la vida.
Bolívar Delgado Arce