Rodeado de alacranes y flores
entre bravos volcanes y dóciles montañas
transcurre cada día.
Yo no dejo que la monotonía de las horas
rompa mis campanas, doble mis guitarras,
o pudra mis pianos;
tornando mi música lúgubre,
será porque tengo alma de marinero,
y el bravo mar en vez de cerrar mis ventanas
las abre,
y los inviernos fríos y prolongados
no me asustan,
y cada vez que alguien me quiere aplastar
mis raíces crecen más fuertes,
y vuelvo más fuerte;
para demostrar de la madera que estoy hecho,
y aunque sea en otro escenario,
y en otro tiempo,
siempre veo al que preparó la soga
para ahorcarme,
ahogarse en ella,
pues a su manera y en su tiempo,
a pesar de todo,
la vida es sabía,
y el que siembra nobleza,
recoge belleza,
y el que siembra bajesa y vileza;
recoge estiércol y espinas,
que quedan clavadas en su garganta,
corazón y alma,
yo hoy estoy más fuerte que nunca;
lleno de paz y alegría;
con las manos llenas de espadas buenas,
y el corazón lleno de girasoles
y caracoles