J.R.Infante

Yo le pregunto al camino

Polvorientos parajes, transitada
senda –calor incipiente-, confiésame
tú que lo sabes, ¿por qué hueles a pésame?

Sobre tu faz caprichosa, marcada

queda la huella  -cándida, resignada-
de ruedas, alpargatas, cascos. Bésame
amargamente la sien, gime y césame
como cantor; más dime antes que nada:

 

¿dónde marchó el alegre campesino?

¿dónde la abubilla guardó su trino?

Respóndeme sean cuál será el sino

de esta aridez ondulada. Concede
licencia a mi entendimiento; él no puede
comprender y ha de saber qué sucede.