No sabemos asomarnos
a algunas ventanas abiertas.
Preferimos la luz
que entra por sus rendijas
Dejamos entreabiertas sus hojas
para no sentir en exceso
el viento, el sol y la lluvia
Creemos que mirar así
es mejor,
sin riesgos,
protegidos,
a salvo de lo de afuera.
Y lo que vemos
no es lo que realmente hay
sino lo que nos gustaría ver.
Y vamos pasando por la vida,
así, sin liberar nuestros ojos,
en la caverna.
Felices pero esclavos
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