Cuando muere un poeta lloran las letras
las musas se pierden, el fuego se extingue,
detrás de la puerta
la inspiración esconde su llanto.
La música detiene sus notas
los versos no riman, la luna apaga su luz
y el mar misterioso detiene su paso.
Cuando un poeta muere, las flores se inclinan
los pájaros silencian su canto
el amor danza entre sombras recuerdos y risas
apaga el corazón su latido, el reloj detiene sus horas.
Cuando un poeta muere, el gato no maúlla
se avinagra el vino y el pincel no quiere dibujar ya nada.
Cuando un poeta muere su pluma se eleva
toca el cosmos, vuela presurosa
en busca de luz inmensa.
Cuando muere, quedan sus letras
en ellas su voz resuena y una estrella fulgurante
y una estrella fulgurante en lo alto grita
¡estás equivocado!
¡Un poeta jamás muere!
María del Pilar Casas L.
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