En los años de plena, juventud,
Mi mirada directa, del espejo,
Miré una bella joven, eras tú,
La vista no apartabas, sin complejos.
De aquel camión bajamos, tan risueños,
Donde estaba el espejo, que miramos,
Eras la viva imagen, de mis sueños,
Los dos como extasiados, nos miramos,
Y caminamos juntos, a mi escuela,
Un sábado sin clases, en el día,
Cruzamos tan contentos, la parcela,
Junto a la carretera, que existía.
Dijiste que estudiabas, la normal,
Queriendo ser tan buena, educadora,
De los bebés que acaban, de ingresar,
En un kínder cuidarlos, tantas horas.
Y logre conquistarte en tiempo y forma,
Son sueños de tan grande, majestad,
Un regalo del cielo ya nos une,
Y gran amor existe, de verdad.