Miré por el cristal grueso y transparente que invitaba a romperlo para acariciar tu rostro, que retaba a pulirlo para visualizar la pureza de tus encantos. Te vi con los ojos del alma, donde lo real, lo diferente y lo autentico prevalece, donde cada detalle simboliza las grandes oportunidades, donde cada palabra es sinónimo de amor, donde el verbo a conjugar diariamente era tu nombre, donde el suspiro mas profundo era consecuencia del roce de nuestros pechos al abrazarnos. Caminar a tu lado, se confirmo como el tours más simbólico y hermoso de la vida, desear tus labios fue el reto más grande impuesto por el destino, mirar como tus ojos se llenaban de palabras, aun carentes de cuerdas vocales, fue el mayor acertijo. Pero aterrizar, y visualizar de que todo era un sueño, que todo lo supuse, lo envolví en mi manto de deseos, lo cubrí con mi abrigo de esperanzas, y susurre al aire mi intensión de caballerosidad, todo se vio atrofiado vilmente, por la ponzoña de la boca, ese jugo agrio y a la vez amargo, capaz de derribar todo, ese veneno llamado mentira, rompió el cristal y todo perdió su forma.