Piénsalo bien cuando me niegues tus besos,
soy de los que muerden fuerte así que luego no te equivoques,
¡no me los des!
Piénsalo dos veces cuando intentes venderme,
puede que me compren.
Reconsidéralo cuando me golpees,
¿te vendrían bien veinte minutos de cosquillas, no crees?
Que no se te ocurra si acaso ignorarme,
para entonces yo -algo afortunado-,
ya te habré olvidado.
Tampoco me retes, sabes que en una mirada
yo te sé intimidar.
Asegúreme niña, dedíqueme tiempo,
yo le duro hasta donde me sepa cuidar.