Dejé mi barca navegar las aguas
tranquilas de un arroyo en el desierto;
sin darme cuenta, me encontré en el río,
su caudal, poco a poco iba creciendo,
hasta ser un torrente que me arrastra;
es difícil salir , mas aún puedo…
Sé que adelante hay una catarata,
que allí voy a caer… Y tengo miedo…
Se me eriza la piel; y el corazón
late fuerte a medida que me acerco.
Hay una chance en cien de no ahogarme,
me podría escapar, pero no quiero…
a veces es preciso jugar todo,
cuando esa sóla chance vale el juego…
Sé muy bien el peligro a que me expongo,
y también cual podría ser el premio.
Al colocar los dos en la balanza,
ratifico la opción, no retrocedo…
Me dejaré arrastrar hasta la sima,
por saber si en el fondo se ve el cielo.
Ya no quiero volver, sigo adelante;
Y pronto Dios dirá si lo merezco…