Llegaste tu Paquita ,hace varios años cuando era una niña. Me encontraste igual que una paloma moribunda, me curaste y me hiciste volar. Yo acababa de convalecer de una grave enfermedad infecciosa, me había quedado sorda y muda. Fuiste mi maestra, amiga, hermana y madre. En un solo papel habías desempeñado mil facetas.
Me abriste las puertas del mundo. Día a día me enseñabas los cuadros de nuestro entorno real. Diste luz a mis ojos, sonido a mis oídos,tareas a mis manos, lenguaje a mi boca y vida a mi ser.Me trasladaste del aislamiento a la comunicación social. Al principio nuestra lengua era de signos y luego salieron una y mil palabras de mi boca. Primero leía, más tarde nombraba, pensaba, me emocionaba y sentía. Pinté el mundo con mil colores, empecé con los tonos blancos y negros y después mi mundo se trasformó en un arco iris.Escribiste un libro en mi cerebro y me convertiste en su lectora.
Una semilla de amor e ilusión sembraba toda tu labor. Fuiste la escultora que moldeó una nueva Paloma, cada día marcabas una forma e iluminabas la figura con nuevos matices. Con tus sueños e ilusiones me convertías poco a poco en la muñeca que tu añorabas. Me acercaste a la realidad y me enseñaste a recorrer los mil caminos necesarios para desenvolverme en la vida. Y ahora, gracias Paquita porque de tu simiente comí y empecé a volar por el mundo. Con el tiempo llegué a ser médico y escritora. Te recordaré con cariño toda mi vida.