Empapado en designios indecisos me dirijo a ti
Y es que de repente el universo que apagaste comienza a expandirse
Te busco en la memoria pero para el alma no hay bosquejos
Me siento cual druida de éste bosque viejo
Mientras eres un mísero átomo bendito sobre la voz que viajo
Bajo la voz que canto.
No hay trueques para la muerte, ni vida en este piso franco
Y francamente, no hay septiembre en que no piense en ti
También el resto de los meses
pero éste
¿Como no sentirme poco seco?
Si agua y mar, y lluvia y septiembre eres.