Nunca seré feliz mientras un niño viva el edadismo,
nunca seré feliz mientras un niño no tenga voz y voto.
El amargo sabor del cinturón y la vara,
la cacofonía del insulto y la amenaza,
la quemadura de la violación y el abuso sexual,
me llenan de miedo, me hacen llorar noche y día.
La miopía del abandono y la desnutrición,
el hedor de la tortura y el asesinato,
el desequilibrio de la esclavitud y la explotación,
me hacen descubrir que dejé de ser humano.
Nunca más leeré a Perrault, a Grimm, a Andersen.
Nunca más leeré a Carroll, a Baum, a Barrie.
Nunca más leeré a Lewis, a Tolkien, a Rowling.
¡Y todo por tu culpa, Misopedia, por tu culpa!
¿Cómo olvidar el silencio, cómo perdonar el pasado?
¡Respóndeme, Misopedia, respóndeme, por favor!
¡Cobarde! Métete con alguien de tu edad y tamaño.
Y recuerda: los niños son nuestros padres y madres.